El secretario general del Grupo Socialista, Ramón Jáuregui, recibió ayer martes un prolongadisimo y vitoreado aplauso, muestra del calor y el afecto de sus compañeros de escaño.
Un aplauso no solo al acabar su intervención, sino también al principio de ella, simplemente al ser nombrado.
Probablemente, la de ayer fue su última intervención en el pleno del Congreso de los Diputados.
José Antonio Alonso, le cedió su turno de palabra y dejó que fuera él quien defendiera las mociones presentadas por el PSOE en el debate del estado de la Nación, justa consideración, ya que si hay alguien que ha participado y negociado las resoluciones de este proyecto, ha sido el mismo Ramón.
Dentro de unos días, Ramón Jáuregui tendrá que renunciar a su escaño al haber sido designado número dos de la lista europea que encabeza Juan Fernando López Aguilar, que también abandonará la Cámara Baja.
En su discurso, el todavía número dos del Grupo Socialista tendió la mano a los grupos de la oposición a quienes ofreció negociar la mayoría de las propuestas de resolución del debate durante la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado para 2010.
Pero la impresión es que no se va del todo de la política nacional y hasta se siente la impresión de que su billete a Europa, es un billete de ida y vuelta (o quizá es el deseo de muchos de nosotros).
En cualquier caso, no todos los políticos tiene la fortuna de recibir estas ovaciones y reconocimientos, incluso de los partidos de la oposición.
Claro, que el Señor Jáuregui, se lo ha ganado con creces y donde esté: lo hará igual de bien.