viernes, 10 de julio de 2009

Atrás quedó el Sur...



Como cada año, he cumplido fiel mi cita con el Sur.
Han sido días de descanso donde lo principal, es cambiar el aire y el ritmo.
Cuando se pasa Despeñaperros, el ritmo es distinto, tiene otra carencia y hasta el tiempo parece llevar su propio compás.

Sevilla volvió a deleitar mi espíritu, con su capacidad de sorprender.
Cada visita es una fuente de sensaciones plácidas, como bien describia mi admirado Cernuda en su nostálgico Ocnos.


Ya en tierras gaditanas, El Puerto, Sanlucar y la misma Cadiz, vuelven a acercar el inmenso atlántico a una apacible bahia, que por las tardes se baña de tonos dorados.

No hay calle triste en Cadiz, no hay puesta de sol que conjugue mejor la brevedad del momento con el resplandor de su halo.

Pero también Huelva regala, escenarios fantásticos como sus minas coloradas de Riotinto, o la arena de la marisma de El Rocio en Almonte.


Atrás dejo el Sur, esperando de nuevo la ocasión para vaciar de contenidos la cabeza y dejarse llevar solo por las sensaciones.



Sur