Abarrotado, este rio de mareas humanas, que es el Rastro de Madrid, hoy presentaba un horror vacui al que era difícil escapar.
Pero ¡ya se sabe!: mañana de domingo y en fiestas, este recinto se transforma en un hervidero de madrileños, turistas y paseantes que ya han convertido casi en costumbre pasar en el la mañana.
Porque entre sus cientos de puestos, lo mismo encuentras vestidos de alta costura para las barbies, que joyas labradas en plata, pasando por todo tipo de ropa para distintas tendencias y tribus urbanitas y jaulas de pájaros.
Y hasta un puesto especializado solo -en gomas- si, como lo leéis, de todas las medidas y colores.
Allí sigue, como recuerdo desde niña, el patio de los Anticuarios, hermoso recinto, que parece surgir de otro espacio.
Pero el Rastro también esta sucio, hay zonas de la Plaza de Cascorro llenas de orines y basura.Ya podía el señor Gallardón cuidar también esté histórico lugar,que no todo es hacer macizos de poinsentias en los lugares que el creé emblemáticos, dejando al total descuido otros.
Y también veo muchos puestos que reivindican firmas contra las políticas de Aguirre, que parecen amenazarles seriamente.
Un mundo aparte, color, gentío y diversidad y mi llamada de atención al descuido.
Por la Calle de Toledo llego a la Cava Baja, es hora de deleitarse con unos buenos huevos estrellados en Casa Lucio, y hay gente que opina que no paga casi 10 euros por unos huevos fritos, pero seamos serios, no se paga solo la materia prima, que es excelente, sino el tipismo, los años de solera y el buen trato que Lucio lleva dando en su local.
De vuelta, compruebo que la zona de las Cavas esta también abarrotada, la gente toma el aperitivo en la calle, entre los atuendos que se han atrevido a colgarse, seguramente comprados en la cercana plaza mayor: Cabezas de reno, pelucas fucsia y espumillones a modo de boa, entre vinos, tapas y jamón.
Termino la mañana bajando de Arenal a Opera, disfrutando de las estatuas inmóviles y los títeres...hoy me sorprendió de modo especial, un hada de oro, que colgaba magicamente sin soporte alguno, nadie logró averiguar su secreto.
El Metro de Opera me devuelve a casa...una mañana maravillosa, llena de imágenes, sabores y matices, de este Madrid que tanto quiero.
Pero ¡ya se sabe!: mañana de domingo y en fiestas, este recinto se transforma en un hervidero de madrileños, turistas y paseantes que ya han convertido casi en costumbre pasar en el la mañana.
Porque entre sus cientos de puestos, lo mismo encuentras vestidos de alta costura para las barbies, que joyas labradas en plata, pasando por todo tipo de ropa para distintas tendencias y tribus urbanitas y jaulas de pájaros.
Y hasta un puesto especializado solo -en gomas- si, como lo leéis, de todas las medidas y colores.
Allí sigue, como recuerdo desde niña, el patio de los Anticuarios, hermoso recinto, que parece surgir de otro espacio.
Pero el Rastro también esta sucio, hay zonas de la Plaza de Cascorro llenas de orines y basura.Ya podía el señor Gallardón cuidar también esté histórico lugar,que no todo es hacer macizos de poinsentias en los lugares que el creé emblemáticos, dejando al total descuido otros.
Y también veo muchos puestos que reivindican firmas contra las políticas de Aguirre, que parecen amenazarles seriamente.
Un mundo aparte, color, gentío y diversidad y mi llamada de atención al descuido.
Por la Calle de Toledo llego a la Cava Baja, es hora de deleitarse con unos buenos huevos estrellados en Casa Lucio, y hay gente que opina que no paga casi 10 euros por unos huevos fritos, pero seamos serios, no se paga solo la materia prima, que es excelente, sino el tipismo, los años de solera y el buen trato que Lucio lleva dando en su local.
De vuelta, compruebo que la zona de las Cavas esta también abarrotada, la gente toma el aperitivo en la calle, entre los atuendos que se han atrevido a colgarse, seguramente comprados en la cercana plaza mayor: Cabezas de reno, pelucas fucsia y espumillones a modo de boa, entre vinos, tapas y jamón.
Termino la mañana bajando de Arenal a Opera, disfrutando de las estatuas inmóviles y los títeres...hoy me sorprendió de modo especial, un hada de oro, que colgaba magicamente sin soporte alguno, nadie logró averiguar su secreto.
El Metro de Opera me devuelve a casa...una mañana maravillosa, llena de imágenes, sabores y matices, de este Madrid que tanto quiero.