martes, 14 de diciembre de 2010

Premios Nicolás Salmerón 2010 en el Ateneo de Madrid


Ayer se entregaron los premios Nicolás Salmerón a los Derechos Humanos en el emblemático Ateneo de Madrid.

El acto fué conducido por Jaume  D´Urgell y Aarón García Peña.
Los galardonados fueron: Tomás Gómez, como persona individual, por su iniciativa e impulso en favor de la implantación de la educación gratuita y universal, para niñas y niños de 0 a 3 años.

La Casa Sefarad-Israel por su contribución al acercamiento entre culturas, desde el respeto a la diversidad y la tolerancia recíproca.

El director de Cambio 16, Manuel Domínguez en reconocimiento a su defensa del uso de la palabra y el entendimiento como instrumentos de la razón crítica, en detrimento de cualquier forma de violencia o arbitrariedad.

La activista María Claudia Cambia por su trabajo en pro de los Derechos Humanos.

La cantante, Cristina del Valle por su labor de articulación y conformación de la idea de crear una entidad compuesta por mujeres de los diferentes ámbitos artísticos y culturales, en la que congregar a muchas de sus colegas de profesión, entre las que se encuentran Marta y Marilia (Ella baila Sola), Malú, Mary Ángeles (Camela), Aurora Beltrán (Tahúres Zurdos), Pastora Soler, Soledad Jiménez (Presuntos Implicados) etc; sintiéndose responsables del público que las sigue; de su acceso a los medios de comunicación y sobre todo de su condición de mujeres.

Y al escritor ya fallecido, Carlos Alberto Biendicho por su labor en defensa de las personas pertenecientes a minorías discriminadas por causa de su identidad, comportamiento u orientación sexual, y muy especialmente, en defensa de las personas afectadas por el Virus de Inmunodeficiencia Humana, a las que defendió a lo largo de más de dos décadas, hasta su fallecimiento, ocurrido el pasado 16 de noviembre.











Cerró el acto el poeta y presidente de la Asociación de Retórica y Elocuencia del Ateneo: Aarón García Peña, con su poema:El español ahora    que os dejo a continuación, y unas imágenes que también tomé del hermoso y vetusto Ateneo.



EL ESPAÑOL AHORA

Vivo por una decisión política,
por una imprevisión de nueve meses,
y soy un español desde ese instante.
Ser español requiere un compromiso
que nadie ha descifrado hasta la fecha;
un español el tiempo suficiente
para saber que aquí lo más difícil
es no volverse loco hasta muy tarde.
Viviendo se conocen muchas cosas.
Algunas envejecen de repente
la forma de abrocharte la camisa.
Yo soy un español poquito a poco.
Después de trabajar durante años
logré que me tomaran por inútil.
No doy mi poesía en las tertulias
ni cedo la razón por convivencia.
Prefiero que la gente me interrumpa
leyendo endecasílabos ajenos
y no cruzarme nunca con un arma.
Uno las colas de los boquerones
las tardes que no sirvo para mucho,
y me llevo muy bien con los congéneres
que sueñan con mi muerte por contrato.
Aprendo cuanto puedo de mi abuela
ahora que la cuido de sí misma.
Entierro y desentierro diariamente
las ganas de cambiarme de trabajo,
los juegos que inventé cuando era niño,
el beso que olvidé sobre una rama.
Hoy sufro hasta que doy con la manera
de ser de otro país de vez en cuando.
Yo soy un español como los otros:
aspiro a ser vulgar muy pocos días
y sólo me conforta equivocarme
si llego a fin de mes como un extraño.
Yo soy un español por prescripción
facultativa. España es como es:
a veces un paraguas que no abre,
a veces un invierno en la maleta.
He visto que en España la chapuza
es, más que tradición, su propia historia.
He visto a casi todas las familias
llevar diariamente sangre al banco.
Y he visto avergonzarse a quien se esfuerza.

Respetado español de los de ahora,
pasión sobreseída: ponte en pie
y vuelve a convencerte de ti mismo.
Cambiaste la salud por democracia.
Cayeron una noche tus idiomas
al último cajón de la mesilla,
y apenas eres hoy un decimal
de un número tan largo como el odio.
Este país es toda una sorpresa:
con el sudor fatal de tu talento
te ganarás el hambre cualquier año.
Español, contagiosa incertidumbre,
mala hierba que crece en la península:
aprende a practicar tus convicciones,
aprende de la mar en el naufragio,
y a no ser español sino persona.

Aarón García Peña, (Madrid, 1978 - Oslo, 2061) Poeta.